El vídeo que os traigo hoy es una pequeña conferencia que Ken Robinson dio hace un par de años para Ted Talks, uno de esos sitios en Internet que cualquier persona interesada en educación, innovación, creatividad, tecnología y mil temas más debería consultar de vez en cuando.
Robinson es un experto en creatividad, que no es lo mismo —si no, no estaría en este sitio— que ser un pedagogo: ayuda a la gente a pensar y a desarrollar sus cualidades innatas, les ayuda a encontrar un camino para perfeccionar sus capacidades. Me extendería más, porque el personaje lo merece, pero tenéis suficiente información en la Wikipedia sobre él y su trabajo.
La propuesta de Robinson sobre la creatividad que vais a ver es interesante, como también es fascinante su capacidad para transmitir contenidos de una manera simple, atractiva y divertida. No me gusta comentar los vídeos cuando se explican por sí mismos, solo digo que aquellos que llevamos una vida en el mundo académico deberíamos tomar alguna que otra nota.
Si veis el vídeo y os parece interesante, haced uso de los comentarios. Me encantará saber vuestro punto de vista acerca de sus propuestas y exponeros el mío.
eulez
Excelente charla, excelente. El problema con esta filosofía es su paso a la práctica. No se puede dar la misma importancia a la “danza” que a las matemáticas. Lo siento, pero no creo que sea una buena idea. En general creo que a Ken le pasa lo mismo que ha muchos “teóricos”, que piensan en los fundamentos, pero no en la práctica. En cualquier caso, lleva razón. La educación mata la creatividad, sin lugar a dudas.
Jorge Ledo
Me alegra que te haya gustado. Creo que la charla de Robinson funciona bien si se la toma como la respuesta extrema a un modelo educativo que ahora mismo sufre un proceso de inflación igualmente extremo. Es decir, habría que matizar su propuesta encontrando un punto medio entre ambas opciones. Nadie negaría la importancia de la lengua o de las matemáticas, el estudio de idiomas, la importancia de tener un conocimiento más o menos amplio sobre ciencia, informática y demás. El problema sobreviene cuando todo el sistema educativo se coordina atendiendo a una única dirección, la “excelencia” académica, y elimina o margina no solo otras formas de trabajo diferentes, sino fundamentalmente la actitud derivada de ellas.
Para mí, que soy un animal universitario, Robinson acierta el afirmar que nadie sabe qué tipo de habilidades serán necesarias dentro de 30 años para moverse por el mundo. Está claro que hay capacidades —lingüísticas, pensamiento abstracto, manejo de tecnologías— que tradicionalmente han demostrado ser válidas; sin embargo, en el sistema educativo actual la creatividad no goza de un estatuto ni remotamente cercano. Otra observación que merece ser considerada es el hecho de que vivimos en una sociedad donde se castiga socialmente el error, y donde se enseña al individuo a hacer acto de contrición en caso de cometerlo.
Un sistema educativo anclado en una jerarquía de valores tradicional no ayuda, creo yo, a formar individuos capaces de adaptarse a nuevos entornos y de desarrollar nuevas habilidades. De hecho, en muchos países —y aquí España es un ejemplo excelente— la capacidad de modificar tus aptitudes, cambiar y ampliar tus conocimientos, adaptarte a un nuevo medio o, simplemente, reeducarte se penaliza antes que ser valorada. Se juzga que el individuo que hace este difícil ejercicio simplemente no ha sido capaz de seguir un cursus honorum, de prosperar unidireccionalmente y matenerse estático, y el precio personal y profesional a pagar por ello suele ser muy alto.
Lo más curioso del asunto es que no solo el sistema español, sino todos los sistemas educativos superiores occidentales, insisten desde hace años en que una persona que trabaje en el ámbito de las humanidades —cito por lo que más conozco— debe caracterizarse por su interdisciplinariedad y por su capacidad para reestructurar su ámbito de especialización atendiendo a nuevas tecnologías, nuevos retos sociales y demás. Y digo que es curioso porque si intentas que un individuo de las características mencionadas desarrolle su carrera en centros que propugnen en sus programas este tipo de educación, es sorprendente ver el rechazo abyecto hacia ese tipo de perfil, precisamente porque es muy complicado ubicarlo. De aquí se deriva que el sistema educativo sigue asentado en realidad en fórmulas decimonónicas por muchas imposturas con que se le quiera revestir.
La propuesta de Robinson me parece mucho más realista que las distintas reformas en la enseñanza secundaria o en la universitaria. Su opción es formar desde el principio a personas creativas, abiertas al ensayo y capaces de aprender del error, libres e independientes para tomar las riendas de su vida y poder decidir en qué ámbito y en qué momento pueden desarrollar sus capacidades de la mejor manera y con el mayor rendimiento para la sociedad en la que viven. Tal y como yo lo interpreto, la propuesta de Robinson conduce a un mundo de ciudadanos más libres, donde la mediocridad se asocie a aquellos individuos que no innovan, no arriesgan y no crean. Y para mí ese panorama conforma, a día de hoy, un mundo mucho más sano y cabal.
eulez
De acuerdo, totalmente de acuerdo. Pero vamos a ver, ¿cómo hacemos esto con 40 niños con 1 profesor en una escuela pública de un barrio obrero donde más de la mitad de los alumnos tienen problemas de adaptación, familiares, etc? Y todo esto con un profesorado que no esta formado ni capacitado para aplicar nada original o nuevo.
Lo siento, será deformación profesional, pero cuando leo algo de esto pienso en ponerlo en práctica. Si no es factible, lo descarto incluso como idea, porque ¿para que gastar el tiempo en algo que no se puede hacer? Lo que comentas es fantástico, pero ¿cómo se hace? ¿cómo se aplica? ¿con qué dinero? ¿con qué profesores?
El gran problema de la educación y de los pedagogos es que hacen filosofía con algo tan importante como la educación. Consiguen convencer a políticos (e incluso a otros profesores) y aplican sus filosofías a sistemas que, a lo mejor, habría que tirar abajo y partir de cero para aplicarlas. Algo que nunca se hace, por descontado. Nunca se plantean los sistemas educativos a partir de los medios disponibles y de las necesidades de la población. Siempre se empiezan desde “el mundo de las ideas”, con las desastrosas consecuencias que esto supone cuando se intenta adaptar a la realidad.
Jorge Ledo
Bueno, nadie ha dicho que se pueda hacer de golpe, y nadie ha dicho que sea aplicable de manera total. El proyecto Ted reside precisamente en eso, en exponer de una manera breve ideas que tienen relevancia para el mundo en que vivimos. Los factores de los que hablas son de enorme importancia y son obstáculos para el desarrollo de la idea. Quizás habría que preguntarse hasta qué punto el compromiso político, las subvenciones y las reformas educativas son coherentes y reales y, sobre todo, cuál es la inversión necesaria para hacerlo de manera viable.
Que lo primero que nos viene a ambos a la cabeza sea una escuela pública de un barrio obrero solo habla, en realidad, de la falta de inversión estatal en educación. Por lo que veo, ambos hemos estado en las dos caras del sistema de en enseñanza secundaria pública española —como alumnos y como docentes— y está claro que la LOGSE es de imposible aplicación debido a que no se invierte dinero en reformas de seminarios y departamentos, en contratar a los profesionales que deberían impartir clases de apoyo a alumnos con necesidades especiales, etcétera. Sin embargo, esto no supone que no se puedan cambiar ciertas actitudes y prejuicios con respecto a los alumnos y, ante todo, a su educación. Sé lo difícil que es desde que me pasé una temporada enseñando en un instituto en el distrito centro de Madrid y sé que hay muchos profesores que hacen un trabajo que raya lo heroico y muchos cuya desidia es pasmosa. Conozco también los seminarios-ficción que se imparten al cuerpo docente y la frustración de asistir obligatoriamente a ellos y tener que oír muchas ideas que, cuando se aplican respaldo económico necesario, hacen mucho daño a los alumnos e interfieren de manera diáfana en las posibilidades del profesor para formarlos convenientemente.
Robinson expone sencillamente una vía alternativa a un sistema que cada vez será más un foco de frustración que un ámbito donde los ciudadanos puedan desarrollar sus capacidades y encontrar un camino para contribuir de manera activa a la sociedad. Hay un hecho del que debemos estar orgullosos, y es cómo en el mundo se ha multiplicado de manera exponencial el acceso a la educación superior, pero sin una redefinición y diversificación de esta y, ante todo, sin vías nuevas para que el potencial de los alumnos pueda desarrollarse, lo que se estará haciendo es frustrar —no educar ni guiar para tener una vida productiva e independiente— a cada vez más personas. Guste o no guste, sea viable o no, es un hecho que cada vez será más evidente, y que tarde o temprano, necesitará de un compromiso mucho más efectivo de la clase política.
Muchas gracias por pasar y, sobre todo, por mejorar el sitio con tu punto de vista.
Anibal
Entiendo la peocupación (y algunas veces hartazgo) que se tiene con el estancamiento de la educación fomal.
Pero si se pone en la misma balanza los conocimientos fácticos (literacy) de cualquier disciplina y la creatividad (un uso útil y nuevo de las cosas) creo que se puede volver al inicio, en otras palabras, inventar de nuevo la rueda.
Cómo se puede potenciar la creatividad y su aplicacion para el avance de la sociedad.
Si ya es díficil que los niños aprendan lo que la sociedad estima como necesario, cómo hacer que los niños sean creativos, cómo se mide la creatividad, qué es una habilidad creativa…
A. Damasio y otros muchos neurocientíficos estan estudiando la creatividad y su implementación en el cerebro y otros hablan ya de “neuroeducación” (la aplicación de los conocimientos del cerebro en la educación) pero hasta ésto requiere conocmientos fácticos.
No obstante, si no innovamos el futuro esta hipotecado.